El Fruto

por María Inés Sormani, Virginia De Francesco, Mariela Biondini y Carlos González

Luego de la fecundación de los óvulos, y al mismo tiempo en que estos se van transformando en semillas, los carpelos (componentes del gineceo, parte femenina de la flor), junto con otros órganos extracarpelares, sufren una serie de modificaciones que conducen a la formación del fruto. Siendo posible afirmar que el fruto no es más que el ovario maduro conteniendo a las semillas.  

Origen del fruto

Estructura del fruto

Placentación

Clasificación de los frutos

Origen del Fruto

En las plantas con flor, el fruto es el conjunto del ovario maduro y todas las demás piezas florales. En sentido botánico, se llama fruto sólo al ovario maduro. En términos coloquiales, la palabra suele usarse sólo para describir los frutos suculentos y comestibles de las plantas leñosas, los de matas y arbustos, como el tomate o el melón, y algunos otros más pequeños, como la fresa o la frutilla. En condiciones naturales, el fruto suele formarse una vez que ha tenido lugar la fecundación del óvulo, pero en muchas plantas, casi siempre variedades cultivadas, como los cítricos sin semilla, la uva, el banano y el pepino, el fruto madura sin necesidad de fecundación; este fenómeno se llama partenocarpia. En cualquier caso, la maduración del ovario provoca el marchitamiento de los estigmas y las anteras y el agrandamiento del propio ovario (o de los ovarios, si la flor tiene más de uno). Los óvulos presentes en el interior de los ovarios fecundados se desarrollan y forman las semillas. En las variedades partenocárpicas éstas no se desarrollan, y los óvulos mantienen el tamaño original. La principal función del fruto es proteger las semillas durante su desarrollo; en muchas plantas también favorecen su dispersión.

 

Evolución de la flor del peral al fruto

 

Estructura del fruto

Al madurar, las paredes del ovario se desarrollan y forman el pericarpio, constituido por tres capas:

La más externa o epicarpio suele ser una simple película epidérmica lisa como el caso de la uva; con pelo como en el durazno, o recubierto de cera, como en la ciruela. Proviene de la capa externa del ovario, originada por la epidermis inferior de la hoja carpelar.

El grosor de la capa media o mesocarpio y de la interna o endocarpio es muy variable, pero dentro de un mismo tipo de fruto, una de las capas puede ser gruesa y las otras delgadas. En los frutos carnosos, la pulpa suele corresponder al mesocarpio, como ocurre en el durazno y la uva o seco y esponjoso como la naranja. El mesocarpio proviene de la capa media del ovario, originada por el mesófilo de la hoja carpelar, el en caso del endocarpio proviene de la capa interna del ovario, originada por la epidermis superior de la hoja carpelar. La semilla o las semillas, dispuestas dentro del pericarpio, constituyen en ciertos casos la totalidad de la porción comestible del fruto. Así, en el coco, la cáscara dura exterior es el pericarpio, y la parte comestible interior, es la semilla.

Esquemas de la estructura del fruto mostrando las tres capas que componen el epicarpio:

Placentación

Como se explicó en la página de flor, se denomina placentación a la disposición de los óvulos dentro del ovario. Cuando el ovario madura,  la placentación determina la ubiacación de las semillas dentro del fruto.

Los tipos de placentación son los siguientes:

Marginal: los óvulos se ubican en los márgenes del carpelo. Un ejemplo de un fruto con este tipo de placentación es la chaucha.

Parietal: los óvulos se fijan en la pared del ovario, ej: la calabaza.

Central: los óvulos se fijan en una columna inserta en la base de un ovario unicular, ej.: la manzana.

Axilar: los carpelos se unen en un ovario pluricular y los óvulos se hallan en los ángulos de unión, ej: la naranja.

Basal: los óvulos se ubican en la cavidad ovárica.

Apical: los óvulos se ubican en el ápendice de la           cavidad ovárica.

 

PARA PENSAR: Con lo aprendido hasta ahora, ¿podrías determinar a qué tipo de placentación corresponde este ají?

 

Clasificación de los frutos

Para la adecuada clasificación de los frutos hay que tener en cuenta muchas características. No obstante, es posible tener una buena aproximación a los distintos tipos de frutos observando: el número de carpelos, la consistencia y la dehiscencia. Durante el trabajo práctico utilizaremos una clave dicotómica simple que nos permitirá clasificar los frutos en base a estas tres características. Veamos de qué se trata...

    Número de carpelos que forman el fruto:

Los frutos que derivan de una flor con un sólo carpelo, monocarpelar se denominan monocárpicos (ej. ciruela, durazno, chaucha, etc.).

   

Aceituna (monocárpico)

Ciruela (monocárpico)

 Palta (monocárpico)

 

Si por el contrario derivan de una flor con ovario pluricarpelar, tenemos dos posibilidades:

  que los carpelos estén unidos  (formando un único ovario  -que proviene de un gineceo gamocarpelar-): frutos  policárpicos (ej. uva, tomate, naranja, kiwi)

   que los carpelos están separados entre si, (por lo tanto la flor tiene varios ovarios independientes -el gineceo es dialicarpelar-): frutos múltiples.( ej. frutilla, magnolia, mora, etc.). El mejor ejemplo para visualizar esto es la mora o la frambuesa, donde cada "bolita" que constituye el fruto fue originado por uno de los carpelos que tenía la flor, como son muchos....

Naranja (policárpico)

Kiwi (policárpico)

Manzana (policárpico)

Frutillas (múltiple)

Frambuesas ( múltiple)

Hasta aquí siempre hablamos de frutos que están originados de una única flor pero, en algunos casos, las plantas tienen flores dispuestas en una vara, unas muy cerca de las otras. Este conjunto de flores se denomina inflorescencia. El ovario dentro de cada flor dará un fruto, también unido a la vara o eje central, por lo que a todo el conjunto se lo conoce como infrutescencia o fruto compuesto (ej. higo, ananá)

Ananá (infrutescencia) Esquema de cada uno de los frutos que componen la infrutescencia del ananá

   Consistencia del fruto:

Hay frutos cuyos pericarpios se mantienen delgados, a estos frutos se los llama secos, en cambio hay otros frutos cuyos pericarpios acumulan sustancias alimenticias, a estos se los denomina carnosos.

Frutos secos

Frutos carnosos

 

  Dehiscencia del fruto:

Hay algunos frutos que al madurar permanecen cerrados y sus semillas quedan en el interior, estos son los frutos indehiscentes (ej. manzana, durazno, roble, arce, etc.). En estos casos, para que las semillas se liberen del interior del fruto y alcancen la tierra para poder germinar, éste debe caer al suelo y pudrirse o bien, si es un fruto carnoso, podrá ser ingerido por algún animal y las semillas pasarán por su tubo digestivo y serán eliminadas con las heces (es por esto que en el campo es tan común encontrar pequeñas plantas germinando en los montículos de bosta de los animales: podríamos decir que tienen suficiente "abono" para ello...)

 

Otros frutos, en cambio, se abren espontáneamente y expulsan las semillas al madurar: son los frutos dehiscentes (ej. arveja, poroto, etc.). Normalmente, los frutos se abren por los lugares donde se soldaron los carpelos. Esta dehiscencia puede ser de varias formar: longitudinal, cuando se abre a lo largo del carpelo como en las chauchas; transversal, cuando se abre como una caja sacándole su tapa, como en el eucalipto; o porcida, cuando las semillas salen por pequeños agujeros o poros como en el caso de la amapola. La dispersión de las semillas (es decir, cuán lejos germinarán de la planta "madre") depende de factores como cuán lejos fueron expulsadas del fruto y de la acción del viento y el agua que pueden ayudar a transportar las semillas.

 

 

 

A continuación, podés observar cómo se clasifican los frutos utilizando el conjunto de atributos que acabamos de mencionar (número de carpelos, consistencia, dehiscencia) y algunos otros un poco más complejos:

 

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